Han pasado 4 años desde la tragedia de Chicago y la humanidad sigue reparando los destrozos, pero tanto los Autobots como los Decepticons han desaparecido de la faz de la Tierra. Ahora el Gobierno de los Estados Unidos está utilizando la tecnología rescatada en el asedio de Chicago para desarrollar sus propios Transformers.
Al frente del proyecto está Joshua Joyce (Stanley Tucci), un arrogante diseñador que piensa que los Autobots son “basura tecnológica” y se cree capaz de fabricar unos robots infinitamente más avanzados. Mientras tanto, Cade Yeager (Mark Wahlberg), un mecánico inventor, encuentra un Marmon semi-trailer en un cine abandonado. Al intentar repararlo, descubre que el camión no solo era un Transformer, sino también el mismísimo Optimus Prime, líder de los Autobots. Lo que Cade ignora son las consecuencias que pueden derivarse de este hallazgo.
Michael Bay llevaba tiempo intentando rodar un proyecto pequeño y personal, alejado de las mastodónticas superproducciones a las que nos tiene acostumbrados. Esa posibilidad le llegó el año pasado con la brillante “Dolor y dinero”, un hostión tremendo al american dream que sirvió para demostrar a propios y a extraños su capacidad como cineasta a la hora de afrontar un proyecto ligeramente alejado de sus habituales encargos. Lamentablemente, en Hollywood nadie regala nada sin algo a cambio. Y es que en la meca del cine, apenas quedan productores que apuesten por blockbusters diferentes o mínimamente arriesgados. Prefieren tirar de secuelas, reboots o precuelas habitualmente no justificadas. El peaje o cláusula que Paramount le impuso a Michael Bay por dejarle realizar con total libertad su film más personal fue que debería ponerse una vez más tras las cámaras en la cuarta (y esperemos que última) entrega de la saga robótica.
Así pues, como buen profesional y en apenas un año (su dominio logístico en este tipo de productos es innegable), Bay firmó su última participación en la franquícia Transformers con unos resultados bastante más mediocres que la tercera parte (de lejos, la más entretenida y la que cuenta con las mejores set pieces), quedándose al nivel de la horrorosa primera secuela, cinta de la que reniega hasta el propio director californiano. Siendo francos, “Transformers: La era de la extinción” es una castaña importante sin alma ni interés alguno, pero los contrapicados extremos marca de la casa, la fotografía, el uso de las 3D, los ralentís, los efectos visuales y la música de Steve Jablonsky son notables. Otra cosa es su insufrible guión y la excesiva duración (algo que debería remediar su director o su equipo de guionistas, los cuales parecen incapaces de contar una historia en menos de 2 horas). En cuanto al casting, resulta de lo más peculiar y estrambótico: Por un lado tenemos a Mark Walhberg (un tipo al que desde luego no le pega el papel de padre y menos ante el monumento de hija que tiene xD), Nicola Peltz (sí, la que salía en ese engendro llamado “Airbender”) haciendo de jovenzuela en apuros hija del jefe del cotarro y novia express de esa especie de action man encarnado por Jack Reynor, un correcto sin más Kelsey Grammer y por último a sin duda el actor que mejor sabe en que tipo de producto se encuentra: Stanley Tucci (Joshua Joyce), con un personaje que cabalga a medio camino entre una especie de Steve Jobs y Bill Gates extrapolándolo a la robótica, que empieza en plan serio, a lo Billy Bob Thornton en “Armageddon” pero desde un punto de vista villanil, y poco a poco va degenerando hasta convertirse en el primo hermano del extravagante y voluntariamente patético agente Simmons (John Turturro) de anteriores entegas. Le pese a quién le pese, Michael Bay es un autor (definición estricta siguiendo la teoría de autores de Cahiers du cinéma) con una serie de elementos comunes que definen su cine. Desde aquí deseamos que vuelva con Jerry Bruckheimer y nos regalen otro blockbuster al estilo nineties.
Podríamos equiparar a Michael Bay con Ridley Scott o James Cameron en su esfuerzo a la hora de cuidar sus productos en formato doméstico. “Transformers 3” ya era el Blu-Ray con mejor imagen y sonido del mercado después de “Avatar” y con esta cuarta entrega nos encontramos de nuevo una imagen impoluta, de absoluta referencia con una tasa de bits de 24262 kbps y 45 GB (un BD-50 entero) dedicados exclusivamente al film. A nivel de audio puedo afirmar sin riesgo a equivocarme que estamos ante uno de los BR con mejor sonido hasta la fecha: una pista en Dolby Atmos (primera edición que lo incluye) y otra espectacular en Dolby TrueHD 7.1 (4388 kbps), ambas para la V.O. El resto de idiomas vienen en un insuficiente Dolby Digital 5.1. Los subtítulos en castellano tiene un tamaño de fuente decente para una lectura cómoda, no presentan problemas de traducción y están perfectamente sincronizados. El disco 1 y 2 contienen la película en sus versiones 2D y 3D respectivamente. Los contenidos adicionales se incluyen en un tercer disco como ocurría en la edición 3D limitada de la tercera parte. Los extras -todos en calidad FullHD (1080p)- que encontramos son los siguientes: “Bay en acción” (10:45 minutos), “Evolución con extinción”: un making of dividido en ocho partes: “Generación 2” (15:53 minutos), “Conduce como el infierno” (13:29 minutos), “Pueblo pequeño, película colosal” (11:22 minutos), “Activado el protocolo sombra” (28:45 minutos), “La última batalla” (11:03 minutos), “La república del pueblo” (12:54 minutos), “El ascenso de los dinobots” (6:10 minutos) y “El toque final” (23:10 minutos); “Sólo otra película gigante” (10:03 minutos), “Una chispa de diseño” (15:24 minutos), “T.J. Miller: Granja Hippie” (19:43 minutos) y cuatro trailers: los dos de cine (2:34 minutos cada uno), “Kre-O Transformers” (3:42 minutos) y “Angry Birds Transformers: Historia original” (1:16 minuto). En total, más de tres horas de extras, lo cual no está nada mal, pero ya advierto que esta edición no tiene un documental tan brutal como “Explorando El Lado Oscuro de la Luna” de la edición 3D de “Transformers 3: El lado oscuro de la luna”.
Como ocurrió con las dos últimas partes de la trilogía de “El caballero oscuro“, Bay también ha rodado un buen puñado de secuencias en formato IMAX y, como era de esperar, la calidad es simplemente insuperable. Os adjunto 154 capturas a resolución 1080p del film en su aspect ratio 2.40:1, 23 en formato IMAX (aspect ratio: 1.78:1) y 32 de los contenidos adicionales. En total 209 capturas en FullHD presentadas en formato jpg, pero si las ampliáis, automáticamente se cargarán en png sin pérdida alguna de calidad. Para amenizar su visionado, os dejo también con tres temas (320 kbps) de la estupenda banda sonora compuesta por un habitual de Bay y discípulo aventajado de Hans Zimmer: Steve Jablonksy. Espero que las disfrutéis.
Hastiado de los klingons y trolls que proliferaban en mi escuela secundaria, acabé mudándome a Tatooine, un lugar libre de trekkies en donde a pesar de los cansinos Tusken, abundaba el buen tiempo, el mercadeo y las carreras de vainas. La paz y la tranquilidad reinaban hasta que un buen día quedaron quebrantadas por la irrupción de un tipo peculiar cuyo perfil se ajustaba al de los tifosi radicales del AC Milan. Se hacía llamar Darth Maul y entre hostia y hostia me rebeló que era mi padre. Como buen desertor sith, decidí migrar a un planeta verde y fértil llamado Endor del cual fui posteriormente desterrado debido al incendio masivo de cabañas de unos cada día más insoportables ewoks. Sin ganas de más mamoneo intergaláctico, decidí volver al mundo real y escribir sobre cine, tanto del que adoro como del que aborrezco. Cuando me jubile espero vivir en Hill Valley y escribir críticas positivas de las cintas de Uwe Boll.